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Foto del escritorIrene Carmona

📚 #Cultura | Un paseo por la Carmona romana



"Octubre romano en Carmona", un evento que no te debes perder para conocer el pasado romano de la localidad. Durante todo el mes de octubre en Carmona se pondrá en valor el legado histórico romano del lugar con actividades que darán a conocer esa cara de la historia de Carmo, como era conocida en la antigüedad.


Bien es sabido que las huellas de civilizaciones pasadas se extienden por toda la Hispalense y sus municipios. Muchos de esos vestigios del pasado se borran con el paso de los siglos, aunque un gran número de ellos siguen estando presentes camuflados entre el trasiego que suele inundar las ciudades. Solo hay que saber mirar. “Octubre romano en Carmona” es la excusa perfecta para entrenar esa mirada en la que reconocer elementos nuevos en espacios que ya son conocidos. Solo tenemos que coger el coche, y como si del famoso DeLorean de Regreso al futuro se tratara, viajar al pasado a conocer la historia de este enclave tan especial.


Carmona o Carmo es uno de esos lugares en los que dar un pequeño paseo a través de la historia no resulta demasiado complicado. Simplemente al llegar por la zona oriental, viendo como el lugar se extiende sobre la Sierra de los Alcores a unos 235m de altura, no es difícil imaginar los motivos que llevaron a civilizaciones pasadas a escoger este emplazamiento. Cartagineses, romanos, árabes, cristianos… no han sido pocos los que han tratado de hacer suya Carmona, aunque su cara romana es en la que nos vamos a centrar hoy.


En nuestro paseo por el pasado aparcamos el DeLorean junto a la Puerta de Sevilla. Este espacio fortificado marca el inicio del casco antiguo y muestra una auténtica amalgama de distintos estilos pertenecientes a épocas diferentes. Sin ir más lejos, una placa destaca su uso como “foso defensivo cartaginés – romano”. Además, a su lado se encuentra el Alcázar donde los visitantes podrán disfrutar de una panorámica diferente de la localidad desde las alturas de la antigua fortificación.


El culto a la muerte como parte de la vida

No se puede decir que se ha visitado la Carmona romana sin ir a uno de los puntos más destacables de su mapa. La Necrópolis se extiende a través de una gran área entre almendros y pinos en la que el paseo se vuelve una actividad tranquila y agradable. Datada en torno a los primeros siglos después de Cristo, este yacimiento arqueológico ha ayudado a conocer más el papel de la muerte en la sociedad romana de aquel momento.


Las cámaras funerarias excavadas en la roca se extienden a través de todo el perímetro. Muchas incluso tienen cavidades donde se guardaban los objetos más preciados de los difuntos. Destacable también son las esculturas con las que se adornaban las sepulturas de las familias más adineradas. Un ejemplo de ello se encontró en la tumba más monumental de todas: la Tumba de Servilia. En esta galería, de influencia helenística, se encontraron varias esculturas que a día de hoy se exponen en el museo de la propia Necrópolis. Entre todas ellas se encuentra la que se piensa que representa a la propia Servilia, la que podría haber sido hija de un importante personaje de la ciudad de Carmo. Los expertos cuentan que pudo morir joven, antes que su padre, así que este mandó construir el gran mausoleo donde descansarían los restos de su hija durante toda la eternidad.

Saliendo de las excavaciones funerarias, el conjunto arqueológico de Carmona también se extiende hasta el anfiteatro situado justo en frente. Fue descubierto a finales del siglo XIX, aunque las excavaciones oficiales no se llevaron a cabo hasta los años setenta. Está hecho a imagen y semejanza del anfiteatro de Pompeya y se trata del más antiguo de la Península Ibérica. Las gradas están talladas en la propia piedra. Esta característica hace que sea un espacio muy llano con apenas elevación, pues no tenía un ánimo ostentoso aunque el aforo del lugar era superior a la población de la urbe de Carmo. Esto era debido, según apuntan algunas teorías, a la proximidad de la vía Augusta - la cual pasaba por al lado de la propia Necrópolis- que convertía al lugar en un punto neurálgico en aquellos primeros siglos.

El peso del tiempo recae sobre esta estructura romana. Las desgastadas gradas y la piedra erosionada no nos impide observar las huellas de otra vida muy diferente que tuvo lugar en este mismo sitio. Era otra Carmona. Otro lugar completamente distinto que podremos empezar a ver si sabemos mirar con la suficiente atención.


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