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Foto del escritorMiguel Ángel Moreno

#CRÓNICA | 📉 #Desescalada - Fase 1: NORMALIDAD, PERO NO TANTA



Los onubenses que salieran esta mañana con la intención de reestrenar la primavera desayunando en una terraza se han dado de bruces con la realidad: la normalidad, nueva o antigua, está todavía muy lejos. A media mañana, lugares con alta concentración de bares, como la plaza de las Monjas o la calle Pablo Rada, no tenían ni una terraza instalada. “No me compensa poner dos mesas para que se apalanque alguien una hora con un café”. Otros hosteleros tiraban de cautela, intentando calibrar en el movimiento de la gente si les renta abrir en los próximos días mientras limpiaban mesas o recibían pedidos de productos algo menores de lo habitual. En las pocas terrazas disponibles, colocadas con el metro en la mano, la cola esperando mesa se suma a las ya habituales de cajeros o supermercados. Aunque lo del café estuvo difícil, no nos fuimos sin encontrar uno de los productos más añorados de esta cuarentena: los churros.

En el comercio tradicional, división de criterios. Mientras las franquicias operan sin más restricciones que las que impone la ley, las tiendas tradicionales han tenido que sacar la calculadora para saber si abriendo ahora pierden más de lo que ganan. En las que dan el paso, cada una controla el aforo como puede: persianas a media asta, mostradores en la puerta, circuitos de entrada y salida. Los clientes, mayoritariamente, hacen sus compras con mascarillas.

Y mientras en la calle intentamos aprender cómo vivir los nuevos tiempos, las iglesias reabren recordándonos ese otro que perdimos. El gel hidroalcohólico es la nueva agua bendita que recibe en la Parroquia de la Concepción, donde el Nazareno preside el altar de un quinario que hubo que celebrar virtualmente. En los bancos, señales que indican donde sentarse, como en la Capilla de la Esperanza. En ella, el paso de las Tres Caídas preparado para haber salido el mismo día en que se decretó el estado de alarma. Su cofradía aún no sabe cuándo y cómo podrá trasladarlo de vuelta a su templo.


Fotografías: Miguel Ángel Moreno


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