Fotografía: Beatriz Carmona Lozano/IAPH
El incendio registrado ayer, sábado, en el Parque Guadaíra, vuelve a poner de relieve la vulnerabilidad del molino de San Juan de los Teatinos, en la confluencia de los términos municipales de Sevilla, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra y considerado el de mayor interés patrimonial de los seis molinos hidráulicos con los que contó la capital hispalense.
La existencia del edificio está documentada ya en el siglo XIV, cuando es heredado por María Alfonso Tisón, de quien tomaría su antiguo nombre de molino de Tizón hasta que pasa a manos del monasterio teatino de San Cayetano, ubicado en lo que hoy es el barrio del Tiro de Línea. En 1767 fue desamortizado y convertido en fábrica de pólvora, actividad que lo dejó bastante maltrecho tras una explosión. Fue también aserradero de mármol y casa de labor de un cortijo hasta ser abandonado en la década de 1960. Desde enero de este año, su propietario es el Ayuntamiento de Sevilla.
En estos pocos meses de tutela por el consistorio sevillano, el molino ha visto desaparecer parte de su superficie, ya que el hundimiento accidental de parte de la cubierta del edificio fue atajado demoliendo parte de la cerca del edificio en la zona que correspondería a los antiguos establos. Pese a su importancia histórica, el molino de San Juan de los Teatinos no está protegido como Bien de Interés Cultural.
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