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Foto del escritorJavier Ruiz-Andana

🍻 #UnaCañaEnLaAlameda | "La visibilidad está bien, pero sin caer en el circo", Jose Vázquez

Con esta entrevista, inauguramos una nueva sección. Una caña en la Alameda es un espacio donde hablar, reír y abrirnos sin miedo a juzgar ni a ser juzgados. Personajes de todo el panorama sevillano y andaluz pasarán por nuestros micrófonos para contarnos cómo son sus vidas y confesar lo que nunca se han atrevido a contar en público. Historias vivas de personas reales en un enclave único del callejero sevillano.


Imagen: Inma Guisado


Publicista, actor, activista LGTB, concursante de reality y, ahora, cocinero. La octava edición de Masterchef ha contado con una amplia representación del colectivo arcoíris. Hoy, nos tomamos una caña con uno de los que más dio que hablar. Aunque su estancia en las cocinas fue corta, Jose Vázquez (@jvg1997), entró en el programa de la mano de su Gorrino de Chueca dispuesto a poner toda la carne en el asador. Ahora, viene dispuesto a servirla en nuestra mesa.



Te lo habrán preguntado en muchas ocasiones, pero ¿por qué elegiste Gorrino de Chueca para presentarte a las cocinas de Masterchef?

Soy publicista. Tenía que buscar un nombre que fuera creativo, pero también que me representase porque yo, en general, siempre he sido muy activista LGTB. Así que dije <<quiero hacer un homenaje a la pluma>>. Gorrino porque soy de pueblo y a los cerdos en mi pueblo se les llama así y de Chueca porque es el sitio donde se concentra la pluma española.


¿Podemos decir que era un plato contra la LGTBIfobia y la plumofobia?

Sí, sobre todo, contra la plumofobia. La homofobia se denuncia mucho, sí, pero la plumofobia, que, sobre todo, está dentro del propio colectivo, no se denuncia nunca. Además, quería aprovechar que iba a ser una franja horaria con mucha visibilidad y sabía que con un nombre creativo mataría dos pájaros de un tiro: salgo en pantalla y, además, transmito un mensaje.


Aunque tu paso por el programa fue breve, entraste como un todoterreno en las cocinas y no solo tú, sino que esta edición ha contado con una amplia representación del colectivo LGTB ¿Crees que eso beneficia a la visibilidad o hace que la gente sea más proclive a reforzar los tópicos?

Si el casting se hiciera con personas LGTB reales y no con personajes, sí favorecería la visibilidad. El problema viene cuando se tira de estereotipos y buscas espectáculo. Por ejemplo, aunque he decidido no seguir esta edición, Saray es una persona trans, pero ella misma reconoció que no sabía cocinar. Todo lo que ha hecho en el programa ha sido porque su labor era causar polémica. Para el programa genial, porque ha conseguido lo que quería, pero para el colectivo no es representativo. La visibilidad está bien, pero sin caer en el circo.

También te digo, a las personas LGTB, cuando salimos en televisión, se nos pide que seamos <<representantes de un colectivo>>. No, mira, yo soy Jose y me represento a mí mismo. Después, lucharé por otras cosas, pero no tenemos que estar educando a la sociedad española para que la gente sepa qué es un hombre gay o, en el caso de Saray, una mujer trans. A nosotros se nos pide el doble de esfuerzo.


Imagen: Inma Guisado


No a todo el mundo le sentó bien tu aparición en televisión ¿Cómo lidias con los haters en las redes?

Creo que la mejor manera es responderles de forma educada, pensando <<tú a mí me insultas, pero yo a ti te doy argumentos>>. No hay que rebajarse y caer en el insulto fácil para no ponernos a su mismo nivel.


Y, en tu día a día, ¿tienes la misma actitud?

Sí, sobre todo con mis amigos. Ellos dicen que yo soy un poco educador social, soy <<el del lenguaje inclusivo>>. Es un tema que me afecta y, aunque considere que podría hacer mucho más, intento ser muy activista LGTB, al menos en mi entorno.


Y, fuera de tu entorno ¿has tenido que lidiar con muchas situaciones homófobas?

Tienes que lidiarlo en tu día a día, siempre, con cualquier insulto o con cualquier mala contestación. Creo que, sobre todo es hasta que sales del armario y ya te creces. Dices <<que me digan “maricón” ya no me afecta, porque sé que lo soy>>. Entonces, en el momento en que tu insulto deja de tener ese carácter y se convierte en una coraza o una bandera, ya no me puede afectar tanto.

Pero, sí que pasas miedo al volver solo a casa o, incluso, al volver con tu novio y que te digan o hagan algo. Eso pasa y pasa en sitios como Sevilla. Aquí somos muy libres, pero siguen ocurriendo cosas así.


¿Qué es lo más grave que te has encontrado?

Ir con mi novio de la mano y que nos escupan en plena República Argentina. No es una agresión igual que un puñetazo y, por suerte, nunca he vivido una agresión física, pero ese tipo de gestos hacen que salgas a la calle con miedo e inseguridad, que te tengas que plantear por dónde ir... cosas que a cualquier persona hetero no le pasa. Te condiciona tu vida. El problema de las personas LGTB es que vivimos, muchas veces, condicionadas.


Para entrar en el casting, contaste que tuviste que renunciar a tu vida ¿Cómo fue dejar todo eso atrás por un sueño que, finalmente, no se cumplió?

Es duro, porque, además de todo, entrar en el casting te cuesta dinero de viajes, alojamientos, ingredientes... Además, juegan con la ilusión de mucha gente porque hay otros intereses en juego a la hora de elegir concursantes, pero aprendes que es televisión y lo ignoras.


¿Cómo lo vivieron tu familia y tu pareja?

Al principio, obviamente, les pareció una decisión loca porque no sabía si iba a entrar ni, si entraba, cuánto tiempo iba a estar, todo ello teniendo en cuenta que dejaba un máster a medias detrás. Pero, al final, lo aceptaron. Somos jóvenes. Yo siempre digo que hay que hacer lo que nos salga en el momento y luchar.


Hablando de tu familia ¿Cómo fue tu salida del armario?

Yo salí, más o menos, pronto, con 16 años, aunque debería haber salido antes. Durante esos años, mi familia es como si me hubieran ido preparando el terreno. En 2005, cuando se aprobó el matrimonio homosexual, recuerdo que mi padre siempre soltaba comentarios como <<pero, ¿por qué no dejan que cada uno viva como quiera?>>. Pero, mi salida fue un drama —también es cierto que yo soy muy dramático—. Me harté de llorar, lo hice mientras iban conduciendo y se asustaron, pero, cuando lo dije me contestaron <<¿Y? Ya lo sabíamos>> y pensé <<Gracias, podríais haberme avisado>>. Pero fue muy bien.


¿Les has hablado de las agresiones?

Esto me pasó, sobre todo, al principio. En ese momento, lo evitas y no le das importancia, entonces, te lo callas, tragas y ya está. Piensas que es lo que toca por haber nacido gay y que nada hubiera pasado si fueras hetero. Te sientes responsable porque somos homófobos, porque hemos nacido en una sociedad homófoba; entonces, hay mucha homofobia interiorizada. Todo el mundo es homófobo hasta que quiere dejar de serlo.

Mi familia siempre ha intentado luchar contra esto. Por ejemplo, el día que salí en Masterchef, les pasé a mis padres un par de insultos de Twitter y mi padre lo compartió en Facebook, indignadísimo. Ya ves que él es muy “aliade”.


Hoy en día, salir del armario es menos difícil ¿Crees que se debe a la visibilidad que se da en televisión y plataformas digitales?

Por supuesto, porque, poco a poco, se van quitando los estigmas. Si volvemos al año 2000, España y en todo el mundo solo asociaba a las personas gais con el sida, por desgracia. Poco a poco, esto va cambiando. Las series empiezan a incluir personajes LGTB, de forma más o menos acertada, pero ahí están. En el momento en que se visibiliza una realidad, suele ser más fácil.

También es cierto que, dentro del propio colectivo, hay distintos niveles de dificultad. Un hombre gay tiene mucha más facilidad para ser aceptado que un hombre bisexual o una persona trans, que son las peor paradas de esta historia. Lo siguen teniendo muy difícil y creo que las personas gais, que, ahora, tenemos un poco más de “privilegio”, tendríamos que lugar por todas las personas del colectivo ahora mismo. No olvidemos que tenemos derechos gracias a las personas trans, que Stonewall no lo empezaron en Grindr.


Imagen: Inma Guisado


Decía el otro día Antonio Montero, en Sálvame que <<en televisión hay un porcentaje de homosexuales que no se corresponde con la realidad>> ¿hay una sobrevisualización?

En absoluto. Puede ser que el programa tenga en su plantilla un alto número de personas homosexuales, pero no hay una sobrevisualización en tanto que no hay ningún futbolista que salga del armario o que Pablo Alborán tarda diez años en salir del armario.


Ahora que sacas el tema de Alborán ¿qué te parece que se haga noticia la salida del armario de una persona?

Me da pena que sea noticia que alguien salga del armario, porque parece que los homosexuales solo importan cuando van a generar clickbait y morbo. La noticia no era <<Pablo Alborán ha salido del armario>>, era <<Pablo Alborán ha salido del armario, vamos a ver con quién se ha acostado estos años>>. No es necesario. Cuando no se sabía si era gay, no te importaba con quién se iba, pero ahora sí porque hay sigue existiendo una espectacularización de las personas LGTB. Si él quiere decir con quién se ha acostado, perfecto, pero hasta que no salga alguien andando desnudo por detrás en su vídeo, déjalo que no sea noticia.


Este mes, todo el mundo parece estar muy concienciado contra el racismo ¿está la gente concienciada con la LGTBIfobia?

No, sobre todo porque mucha está interiorizada. Cuando alguien dice <<déjate de mariconadas>>, lo hará sin mala intención, pero eso es LGTBIfobia. En el momento en que Carlota Corredera dice públicamente que Pablo Alborán ha dejado de ser el yerno perfecto cuando sale del armario, se equivoca, seguirá siendo el yerno perfecto para alguien... Lo tenemos adquirido socialmente y el sistema educativo tampoco favorece que deje de existir este rechazo. Si educáramos en la diversidad y enseñáramos que se pueden tener dos papás o dos mamás, o que hay niños que tienen vulva y niñas que tienen pene, esos niños el día de mañana nos dejarán una sociedad mejor.


Según el último informe de Estado contra la LGTBIfobia, en Andalucía se han registrado 349 agresiones verbales o físicas en este curso, pero pocas se hacen públicas ¿Se tratan como casos aislados?

No es algo aislado, es algo que, muchas veces, se esconde por vergüenza y las agresiones quedan impunes. Hay datos que demuestran que solo se denuncian un 10% de las agresiones. Es decir, esa cifra es ínfima comparada con la que existe realmente. Vivimos agresiones en el día a día, pero muchas veces no se denuncian por miedo. Hay discotecas en las que te pueden echar, simplemente, porque tengas pluma.


En este mismo informe, se apunta que, con respecto al año pasado, los discursos de odio han crecido en torno a un 7%. Ahora que se acerca el orgullo, ciertos partidos han hecho discurso de defensa, pero también de ataque a este tipo de celebraciones ¿Atrasa esto a la sociedad o la sociedad en la lucha contra la LGTBIfobia ya viene atrasada de antes?

Creo que esto atrasa a la sociedad. Si caminamos en un proceso de cambio, de aprender que existe la diversidad, y, de pronto, llega el político de turno y da voz a discursos del odio y marca ciertos patrones, nos atrasamos. Hay personas muy jóvenes adquiriendo estos discursos.

También el sector de la comunicación es muy responsable de lo que pasa. Por lo general, los medios son más verdugos que otra cosa. No solo por el hecho de no dar cobertura a muchas de las agresiones que se producen, sino también porque dejan que una señora de la Fundación Francisco Franco cope durante tres meses el prime time de una cadena, emitiendo su discurso de odio... a lo mejor a ese tipo de personas hay que cortarle la voz. El otro día lo decía Jorge Javier Vázquez, <<no debemos confundir la libertad de expresión con dar alas al fascismo>>. Hay discursos que no debemos tolerar. Si unas palabras atentan contra la libertad de una persona, no debemos aceptarlo, ni mucho menos darles voz.

Si tu discurso es homófobo, ahí tienes la puerta. Cierra al salir y gracias.


A este respecto ¿duerme el “enemigo” en casa?

Sí. Es un tema que a mí me indigna mucho, que personas del propio colectivo piensen que nada de esto va con ellas ¿Qué es lo que no va contigo? ¿Qué sigamos teniendo derechos? Piensan que, porque nos podamos casar o adoptar, ya tenemos todo hecho. Hay que luchar. Somos distintos, pero vamos a hacer algo en condiciones. Bastante tenemos ya con tener al verdugo fuera y con mucho poder, como para que nosotros nos enfrentemos entre nosotros.


En la sociedad, ¿hay más “aliados” o “enemigos”?

Si me lo hubieras preguntado hace un año, te hubiera dicho que aliados; hoy, es al revés. Quizá sean menos en número, pero son más en poder económico y social. No tenemos de “enemigo” al frutero de nuestro barrio, sino al que tiene un medio de comunicación, a empresarios, propietarios de colegios, etc. Es decir, tienen el instrumento para que su odio cale socialmente. Nosotros, de momento, no. Por eso, ahora más que nunca, es cuando no podemos rendirnos y debemos seguir luchando.


No podemos marcharnos sin preguntarte, ¿cómo vas a pasar este Orgullo 2020 tan peculiar?

Es una fantasía. Muchos de mis vecinos cuelgan banderas fachas, incluso con el águila. Y yo dije <<cariño, os vais a cagar>>. He colgado en mi balcón una bandera que ocupa todo el balcón ¿No queréis orgullo? Pues esta semana no salgáis al balcón.


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