El consumo de combustible se ha desplomado al mínimo en casi 30 años tras las restricciones. El gasto de gasolinas, gasóleos, querosenos, fuelóleos, GLP y otros derivados del crudo ascendió a más de 23 millones de toneladas entre enero y junio de este año, una cifra un 22% inferior a los casi 30 millones de toneladas consumidas en el mismo periodo del año anterior.
Para encontrar un gasto de productos petrolíferos inferior al de 2020, hay que retroceder casi tres décadas, cuando el PIB nacional no era ni la mitad del actual. La severa caída se debe fundamentalmente a las restricciones impuestas a la movilidad bajo el estado de alarma para tratar de frenar la propagación de la covid-19. Hemos visto que este fuerte retroceso ha sido especialmente acusado en el caso de los querosenos, el combustible que utilizan los aviones. Los consumos han caído más del 90% entre abril y junio de 2020 con respecto al mismo periodo de 2019, no se está normalizando.
No obstante, las nuevas restricciones suponen una fuerte amenaza para la movilidad en los próximos meses, lo que puede castigar aún más la economía española. La caída del consumo de productos derivados del petróleo es muy superior a la de la economía, lo que demuestra que la actividad está cada vez menos relacionada con este bien energético.
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