La situación incierta tras el desconfinamiento, bautizada con el eufemismo de nueva normalidad, pinta tan poco normal como la que estamos conociendo en estas semanas. El próximo martes, el Consejo de Ministros tiene previsto el decreto que regule las medidas sanitarias que permanecerán vigentes cuando decaiga el estado de alarma. Entre ellas, el uso de la mascarilla ocupa un lugar irrenunciable.
El planteamiento del Gobierno no dista del actual: obligatoriedad de usar la mascarilla para los mayores de seis años en la calle o en espacios públicos cerrados cuando no pueda guardarse la distancia de seguridad de dos metros, así como en los medios de transporte públicos. Apelando a la Ley General de Salud Pública, el ejecutivo establecerá multas de 100 euros a quienes incumplan esta obligación.
Las empresas deberán responsabilizarse de las medidas de limpieza y desinfección de los centros de trabajo y suministrar a los empleados material para la limpieza de manos. Se las insta, además, a la flexibilización de turnos y la reordenación de puestos de trabajo para mantener las distancias de seguridad. En caso de no ser posible, correrá de su cuenta el suministro de equipos de protección a la plantilla.
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