Los primeros domingos de mayo son días de flores, perfumes, bombones y manualidades infantiles. Probablemente sea la belleza de la primavera en eclosión lo que hace que consagremos esta fecha a uno de los puntales imprescindibles en la vida de la mayoría de nosotros. Desde Andalhoy queremos felicitar a todas las madres. Empezando, por supuesto, por la nuestra.
El padre de Andalhoy es, sin duda, el periodismo. Es la vocación que compartimos un grupo de jóvenes profesionales convencidos de que una sociedad solo será plenamente libre y consciente de sí misma con un periodismo igualmente libre, plural, veraz y solvente y convencidos, además, de que el oficio de contar historias es el más bello que existe. Nuestra pasión por el periodismo es una de las patas que nos sustenta, pero nuestro ADN estaría incompleto sin el otro motor que nos mueve.
Nuestra madre es tan anciana que en las arrugas de su piel han dejado huella, una tras otra, civilizaciones rendidas a sus encantos. Sin embargo, su alma es la de la muchacha inquieta que no para de innovar, de generar talento. Nuestra madre es trabajadora incansable que sabe del calor que abrasa los campos, que tiene las manos encallecidas de bregar con las redes en el mar y las suelas de los zapatos gastadas de pasear su arte por un mundo que no tuvo otra que rendirse ante ella. Porque nuestra madre anda sobrada de arte, el que nace del dolor y la miseria y el que las ahoga con la guasa y la fiesta que siembra sus esquinas los doce meses del año. Para ella, nunca fue un problema eso de compatibilizar la alegría y el trabajo.
Fotografías: María Jaén
Quienes formamos Andalhoy vivimos enamorados de nuestra madre. No es un amor ciego que se limita a defender los lazos de sangre o que nos impida reconocer que la lista de sus defectos es larga y de difícil solución. Pero nos resulta imposible no quedar desarmados ante su historia y su carácter, ante sus paisajes y sus monumentos, ante su eterna capacidad de levantarse. Nos apasiona su cultura, su diversidad, la pasión que vuelca en todo lo suyo, y, con toda la humildad de quienes dan sus primeros pasos, nos hemos fijado una meta que es el mandamiento de cualquier bien nacido: honrar a nuestro padre y a nuestra madre.
Hemos nacido para contar cómo somos, hartos de que tantas veces se haya vendido nuestra caricatura como verdad absoluta. Hemos nacido para darle voz a las calles por las que paseamos, a los comercios donde compramos, a la gente con la que compartimos nuestra vida. Queremos ser el altavoz que, desde aquí, cuente lo que aquí pasa: las páginas que completarán los libros de Historia y las historias que nunca estarán en ningún libro pero, sin las cuales, la Historia nunca sería la misma. Hemos venido a hacer periodismo porque pensamos que no podemos hacerte un regalo mejor. Feliz día, madre Andalucía.
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