A base de partículas no comestibles de cacao y residuos agrícolas de celulosa. A grandes rasgos así son las estructuras de bioplásticos no contaminantes que han creado investigadores de "La Mayora", en Málaga.
La aplicación de estas estructuras microscópicas es variada: sensores de alerta en el embalaje de productos alimenticios, sellos, marcas contra falsificaciones y materiales para elaborar productos como juguetes, libretas u otros materiales que normalmente requieren el uso del plástico tradicional.
Para llegar a la creación de este nuevo bioplástico el equipo de investigadores ha combinado las dos materias primas mencionadas anteriormente: la celulosa (procedente de los restos de algodón) y las cáscaras del fruto del cacao. Ambos se disuelven y se mezclan hasta crear un film con unas características muy similares a los plásticos derivados del petróleo. Aunque, eso sí, la gran diferencia con este último es que el proceso de su destrucción no conlleva ningún impacto ambiental, ya que ambas materias primas se descomponen de forma natural tanto en el suelo como en el agua del mar.
El equipo de investigación del departamento de mejora genética y biotecnología del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea 'La Mayora' (CSIC-Universidad de Málaga) lleva años trabajando por encontrar alternativas que sustituyan a los "petro-plásticos". Para este nuevo estudio, publicado en la revista ACSNano, han contado además con la colaboración del Istituto Italiano di Tecnologia y las universidades de Génova y Washington.
Nos encontramos en un contexto social en el que la problemática del plástico se ha convertido en un tema crucial que necesita una solución rápida de cara al futuro. Uno de los grandes retos de la sociedad consiste en la reducción progresiva del plástico tradicional. Según Greenpeace, la producción de plásticos alcanzó las 380 millones de toneladas en 2015. Además, los datos también hablan de alrededor de 12 millones de toneladas de basura que llegan al mar cada año, por lo que las investigaciones y alternativas para atajar el problema del plástico parecen ser más necesarias que nunca.
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