Catorce temporadas después, las Puertas de Tierra de Cádiz han vuelto a vestirse de amarillo para celebrar el regreso de su equipo a la élite del fútbol español. Tras perder el sábado la oportunidad de certificar el ascenso con una victoria en casa, una derrota del Zaragoza dejaba anoche al equipo maño sin opciones y desataba la alegría en las calles gaditanas.
De la mano del entrenador Álvaro Cervera, el Cádiz ha pasado en cuatro años de militar en Segunda B a codearse de nuevo con los grandes, lo que no ocurría desde la temporada 2005-2006. Los amarillos aspiran a que esta vuelta a Primera siga la estela de aquel Cádiz de Espárrago, Mágico González y un jovencísimo Kiko Narváez que a finales de los ochenta y principios de los noventas encadenó ocho temporadas en la máxima categoría.
No obstante, la mayor preocupación ahora no es la permanencia del equipo en Primera. Las aglomeraciones vividas durante el fin de semana, con multitud de aficionados recibiendo en Carranza al equipo y festejando el ascenso, disparan los temores de que en los próximos días la capital gaditana pueda vivir un rebrote de coronavirus.
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