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🎒#Social |Asociaciones piden ayudas para las familias acogedoras por ser vulnerables en esta crisis

La crisis provocada por la COVID-19 ha hecho que se tambalee la estabilidad familiar de muchos niños y niñas de nuestro país, especialmente la de aquellos que crecen en el seno de familias vulnerables cuyas circunstancias ya eran complicadas antes de la pandemia. Si nos acercamos un poco más a este colectivo veremos que, entre ellas, se encuentran las familias acogedoras que tienen a su cuidado a nietos, sobrinos o algún familiar menor de edad cuyos padres no pueden hacerse cargo de ellos.



Aldeas Infantiles SOS reclama apoyos para estas familias que garanticen el bienestar de los menores. En España hay cerca de 50.000 niños y niñas que crecen bajo una medida de protección y, de ellos, 12.564 lo hacen en esta modalidad de acogimiento familiar. Una alternativa al acogimiento residencial que hace que el cuidado del niño o la niña recaiga en sus propios familiares o en conocidos que mantienen una relación muy estrecha con ellos, y que deciden hacerse con la guarda y custodia de los niños hasta que los progenitores se hayan recuperado de la situación que ha provocado la separación.

Se trata en su mayoría de abuelos y abuelas que, a pesar de las recomendaciones dictadas por el Gobierno para proteger a las personas mayores frente a la pandemia, se han visto obligadas a mantenerse al frente de la unidad familiar para garantizar el bienestar de sus nietos. Al comienzo de la crisis, la organización elaboró un mapa de necesidades para detectar las principales ayudas que precisaban las familias y hacerlas frente. Este diagnóstico permitió adoptar medidas urgentes adaptadas a su situación, vinculadas fundamentalmente a la cobertura de necesidades básicas, al refuerzo educativo y al apoyo psicosocial y emocional.

Así, durante estos meses, se ha provisto de alimentos y de material escolar a estas familias, haciendo de intermediaria entre ellas y los centros educativos con el fin de evitar el retraso académico. Los profesionales de la organización han mantenido desde el principio un contacto telefónico o por videollamada constante con los niños y las familias para garantizar su bienestar en el hogar y compartir sus miedos y preocupaciones. Asimismo, ha mantenido activas las intervenciones psicológicas o terapéuticas más urgentes, de manera remota o presencial.

Con el inicio de la desescalada, Aldeas ha podido retomar los puntos de encuentro entre los niños y sus padres, que habían quedado suspendidos, así como las visitas domiciliarias, manteniendo siempre los protocolos de seguridad. Durante el confinamiento, no obstante, la organización facilitó videollamadas entre las familias y los niños para mantener el contacto.


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