Entre ellas, mayores dificultades en el aprendizaje y la memoria, además de aumentar la ansiedad.
Un estudio realizado con roedores por el Instituto de Neurociencias, adscrito al Centro Superior de Investigaciones Científicas, lleva a esas conclusiones. Los resultados de este estudio indican que es la capacidad de recuperación del nivel basal de corticosterona, el equivalente al cortisol en humanos, liberada en respuesta al estrés repetido en la adolescencia, y no la cantidad de esta hormona, la que predice el grado de alteración del aprendizaje que se experimentará en la edad adulta. Un hallazgo abre la puerta a nuevas pautas de intervención terapéutica.
Estos hallazgos del laboratorio de Circuitos Neuronales de la Conducta Social del Instituto de Neurociencias de CSIC marcan una nueva senda a los estudios que identifiquen los mecanismos tanto de vulnerabilidad como de resistencia a los traumas tempranos.
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