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Foto del escritorMiguel Ángel Moreno

🌊 #MedioAmbiente | Huelva se prepara ante el riesgo de tsunamis


La pandemia del coronavirus ha supuesto un impacto de enormes dimensiones para la sociedad mundial, un recordatorio de nuestra vulnerabilidad. Nuestra generación no había conocido una amenaza igual, pero no nos engañemos: la crisis de la covid es solo un eslabón más en la larga cadena de desgracias globales o localizadas que han alterado la vida cotidiana del ser humano a lo largo de la historia.

Tal día como hoy del año 1716 nacía en Huelva el geógrafo y sacerdote Antonio Jacobo del Barco. A él le debemos la crónica de uno de los sucesos más demoledores de la historia moderna de la provincia onubense. El llamado Terremoto de Lisboa se desató en la mañana del 1 de noviembre de 1755, con epicentro cien kilómetros mar adentro frente a la capital portuguesa. Los temblores de tierra y el consiguiente tsunami arrasaron el primitivo núcleo urbano de Isla Cristina y dejaron 400 fallecidos en Ayamonte, más de 200 en Lepe y 66 en la capital. Numerosos edificios quedaron en ruinas y, en los años sucesivos, fue necesario acometer obras de reconstrucción en monumentos emblemáticos como los templos de San Pedro y la Concepción de Huelva o las parroquias de Trigueros y La Palma. La Virgen del Rocío tuvo que ser trasladada desde la aldea hasta Almonte ante el mal estado en que había quedado su ermita.

Lo ocurrido en el lejano siglo XVIII no es una excepción histórica. En los últimos 9.000 años, se calcula que catorce seismos semejantes han sacudido la costa onubense. El lecho oceánico frente al golfo de Cádiz se encuentra cosido por una gran cicatriz. La falla Azores-Gibraltar es un punto de alta actividad sísmica al ser un punto de unión entre las placas tectónicas Euroasiática y Africana. Cada año se desplaza 4 milímetros: una cantidad que parece ridícula y que la mayoría de las veces genera movimientos indetectables para el ser humano.

Sin embargo, el riesgo de que se repita un gran cataclismo no ha desaparecido. Los expertos no se preguntan si habrá un nuevo maremoto, sino cuándo se producirá y cómo podemos reducir su impacto. Por ello, Huelva trabaja desde el pasado enero en elaborar un plan estratégico ante el riesgo de tsunamis, siendo la primera capital española en establecer un protocolo para prevenir esta amenaza. La iniciativa surgió el pasado octubre en el I Congreso Internacional de Catástrofes, Intervenciones Especiales y Emergencias de Bomberos Unidos Sin Fronteras. La ONG especializada en rescates a nivel internacional forma parte del comité de expertos que asesora al Ayuntamiento de Huelva, en el que también participan los cuerpos de seguridad, personal sanitario, el Colegio de Arquitectos, el Departamento de Geología de la Universidad de Huelva y los medios de comunicación.


Desde el consistorio onubense se insiste en que no se quiere ser catastrofista, pero tampoco se puede vivir de espaldas a la realidad y es necesario prepararse ante ella. El objetivo es que la maquinaria se encuentre perfectamente engrasada para no desperdiciar el plazo de entre 25 y 45 minutos que se pasarían desde la detección del maremoto hasta la llegada a la ciudad, dando tiempo a evacuar a la mayor cantidad de ciudadanos posible. Se prevé que el protocolo esté finalizado para el próximo mes de febrero.


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