La pasada tarde del lunes 2 de marzo, primer lunes de cuaresma, aconteció en Sevilla el via+crucis penitencial organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías de la capital hispalense y presidido por el Señor de la Salud, una obra de José Manuel Rodríguez Fernández-Andes realizada en 1938, de la Hermandad de los Gitanos.
Es la tercera vez que se elige al Cristo de la Salud de la Hermandad de los Gitanos como figura cristifera para ser la encargada de procesionar en este viacrucis a la Santa Iglesia Catedral. En las anteriores ocasiones, la imagen no pudo completar el recorrido ni acudir a la Catedral Metropolitana a causa de las condiciones climatológicas.
La tarde discurrió con normalidad, y pese a los cielos nublados y a la afluencia masiva de público, los 500 hermanos de su cortejo, los devotos y los cofrades arroparon al Cristo de la Salud que lucía túnica bordada con hojas de cardo y acanto en aquella tarde cuaresmal.
El Vía Crucis de las Hermandades 2020 se dedica especialmente "para que la estación de penitencia y las prácticas de piedad de la cuaresma constituyan para los cofrades un encuentro personal con Jesucristo y las hermandades sean auténticas escuelas de vida cristiana, para así potenciar el sentido evangelizador de la piedad popular".
Fotografía: Javier Ruiz-Andana
UN POCO DE HISTORIA
Este viacrucis multitudinario se lleva realizando con el precedente del dominico fray Álvaro de Córdoba en 1421. Los franciscanos fueron quienes popularizaron el uso devoto del Vía Crucis, aunque en la ciudad sea importante la intervención del primer marqués de Tarifa, Fadrique Henríquez de Ribera que en 1521, quien obtuvo de la Santa Sede diversos privilegios, indulgencias y otras concesiones espirituales con las que promovió el ejercicio de un vía crucis en torno a su lugar de residencia, la Casa de Pilato.
Existía ya extramuros de la ciudad, junto al tramo en que se elevaba el acueducto o Caños de Carmona, un pequeño humilladero, muy modesto, con una cruz de madera que algunos autores relacionan con la hermandad de los negros titulada de Nuestra Señora de los Ángeles, que poseía hospital y cofradía propia desde el siglo XIV fundada por el arzobispo Gonzalo de Mena. Este humilladero fue reconstruido por el asistente Diego de Merlo en 1482, labrando nueva cruz en piedra cubierta con un templete mudéjar. SEste mismo año se recibe con gran solemnidad una reliquia del "lignum crucis".
En el siglo XV se conocía a este emplazamiento como el de la Cruz del Campo y era un centro importante de la religiosidad popular pasionista sobre todo en cuaresma, siendo además punto de confluencia de misioneros mendicantes alentando a la conversión y a las prácticas penitenciales que se desarrollaban, bien de forma organizada por los propios frailes , bien de modo espontáneo. Aparecen igualmente las primeras congregaciones o cofradías fundadas en sus conventos.
Fueron muchos los sevillanos que se reunían espontáneamente todos los viernes de cuaresma a realizar unas indudables y auténticas estaciones de penitencia, que se formalizarán ya en los siglos XVI y XVII por medio de diversas cofradías de la feligresía. Tanto la Cruz del Campo como el vía crucis de la Casa de Pilato constituyen dos elementos decisivos en la formación de la religiosidad popular en torno a la Pasión.
Existen otras cruces en Sevilla que marcan el camino de de estas prácticas penitenciales: la cruz de San Sebastián, de los Rodeos, de la Resolana eran otros tantos que congregaban a clérigos y fieles, así como algunas ermitas como las de San Lázaro o la de la Virgen de los Ángeles extramuros de la Puerta de Carmona.
Fotografías: Javier Ruiz-Andana
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